En la contabilidad de toda empresa, además de seguir unas pautas para la contabilización de los asientos y la posterior emisión de las cuentas anuales, en el PGC se estructuran las normas básicas sobre las que se sustentan dichos protocolos. A estas normas fundamentales se les conoce como los Principios Contables.
¿Qué son los principios contables?
Son el conjunto de normas básicas contables contempladas en el PGC (Plan General Contable) que deben seguirse para asegurar que la empresa da una imagen fiel de su patrimonio.
Principio de Devengo
Lo que viene a decir en resumidas cuentas, es que las anotaciones en el libro diario, se realizarán en el momento que sucedan los hechos contables (no antes, y tampoco después).
Para que lo entiendas, te pondré un ejemplo: compramos mercaderías el día 1 de enero del 2022 por 1.000€, pero el pago no se realiza hasta el 1 de marzo del 2023 (más de 1 año después). Pues según nos dice el principio de devengo, la compra, el gasto, lo debemos contabilizar en el momento que ocurre, es decir, el día 1 de enero del 2022, independientemente de cuándo se produzca el pago.
Principio de Uniformidad
Este principio nos dice que debemos mantener los mismos criterios y métodos utilizados en un hecho o transacción a lo largo del tiempo, de manera uniforme (que sea siempre igual).
Por ejemplo, si para la amortización del primer año de un vehículo, se utilizó el método lineal, para el resto de los años amortizables, deberá de usarse el mismo criterio o método.
Principio de Prudencia
El principio de prudencia alienta al contable a ser prudente y ser capaz de estar prevenido de posibles pérdidas potenciales que puedan surgir en el ejercicio contable. En cuanto el contable detecte una posible pérdida, deberá aplicar éste principio.
Un ejemplo que muestra este principio es cuando se detecta a un cliente de dudoso cobro, porque en ese momento en que es detectado que el cliente podría no pagar, se procede a contabilizar esa posible pérdida con una provisión.
Principio de No Compensación
Este principio prohíbe que las cuentas de activo/pasivo y de gasto/ingreso sean compensadas entre ellas, ya que cada una deberá contabilizarse de forma independiente.
El ejemplo que clarifica esto es el siguiente: un proveedor que al que compramos productos por 4.000€ y al mismo proveedor vendemos otro tipo de productos por 3.000€. No se podría ni pensar que: bueno, como te debemos 4.000€ y vosotros nos debéis 3.000€, contabilizamos que os debemos 1.000€ y arreglado. ¡Pues no! Nuestra empresa debe contabilizar una obligación de pago al proveedor por 4.000€, y un derecho de cobro sobre el mismo por 3.000€.
Principio de Importancia Relativa
Es el principio que menciona al resto de principios, y propone flexibilidad entre todos ellos. ¿Qué tipo de flexibilidad? Pues en lo estricto en que se apliquen dichos principios, es decir, que en ocasiones no se apliquen unos u otros. Esto, como su nombre indica, es relativo, ya que siempre y cuando, el no aplicar uno de los principios, no produzca una variación significativa, puede no aplicarse. Siempre que no altere la expresión de imagen fiel del patrimonio, ¿vale?.
Principio de Empresa en Funcionamiento
En este último principio, se da por hecho que la nueva empresa que se cree, tendrá una larga duración de vida en el tiempo (al menos de 12 meses). Sin este principio, toda cuenta sin saldar en el balance de situación final de ejercicio, debería de ser liquidada. Pero esto no es así, ya que tras finalizar un ejercicio contable anual, se espera comenzar el siguiente y no el cese de la actividad.
Pondremos un ejemplo en el que una empresa a día 31 de diciembre, procede a realizar el asiento de cierre y balance de situación final con sus cuentas correspondientes de activo, pasivo y patrimonio neto. Pues bien, gracias al principio de empresa en funcionamiento, se da por supuesto que la empresa continuará su actividad el próximo ejercicio y por ello procederá realizar el asiento de apertura y balance de situación inicial de ese próximo año.

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